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    Lorenzo Antonio Portilla Vásquez

    No vemos colores; vemos números: Orfis

    Sí a la reelección… hay experiencia y conozco los poderes públicos

    De no ser contador, quizás hubiera sido músico… ¡o hasta guardameta!

    “El Terror” en su escritorio; Beatles, motos y tazas, entre otras cosas, lo rodean

     

    Salvador Muñoz

    Xalapa: Llego 15 minutos antes de la hora pactada para la entrevista. Él, cinco minutos antes. Me disculpo… le digo que quise evitar un contratiempo con el tráfico y me explica que de su casa a las oficinas, a veces se hace tres o cinco minutos… ¡o hasta 45! dependiendo si es que hubo un percance vial… por eso a veces prefiere no arriesgarse y opta por quedarse en la oficina… hasta que se hace de noche…

    La plática versa desde su nombre, su carrera, de su sueño de infancia de ser portero y del sueño juvenil por ser músico, inspirado por el cuarteto de Liverpool que en varias ocasiones aparece por mesas y repisas de su oficina… y hasta de la posibilidad de la reelección en el Órgano de Fiscalización Superior que responde Lorenzo Antonio Portilla Vázquez con un “si me gustaría… ¡sí!”

     

    Lorenzo, Antonio y Coco Loco

    Nació el diez agosto, el día de San Lorenzo, “me comentaba mi mamá que la abuela de su papá se llamaba Lorenza y aprovecharon. Cuando mi mamá me fue a registrar, Lorenzo no le gustaba”. Ese día, era acompañada por una prima que tuvo un novio que se llamó Antonio, y ella le sugirió ponerle Lorenzo Antonio, “como que rima”. Por eso se llama como se llama.

    Su apodo es “Coco Loco” y se lo endilgaron en el equipo de fútbol del barrio. “En aquella época estaba la canción de moda de Diego Verdaguer Coco Loco, y decían que yo me parecía a él. Fui portero del equipo de Tupamaros, que era del barrio de Betancourt, que comprendía las calles de Azcárate, Victoria, Guerrero y Altamirano, así como Azueta”.

    La única que le decía “Lencho” era su madre. Cuando entra a trabajar, se quita el Lorenzo “y me pongo L. Antonio… no me gustaba”, aunque acepta que “en el barrio era Lorenzo, y en el servicio público, soy Toño”.

     

    Fut, motos, carros y libros

    En los Tupamaros era el portero… el sueño infantil que tuvo lo hacía realidad. Cuando niño, vio al portero argentino del América, Ataúlfo Sánchez y quería ser guardameta… desde ese instante, abrazó los colores del equipo de Coapa.

    Su oficina está llena de tazas, muchas que contienen lápices, plumones, de todos colores… dos tazas frente a mí están estampadas de Los Beatles; en un estante, un conjunto de motos, “las compré por un corredor de motos venezolano llamado Johnny Cecotto… me gustaba cómo corría”; dice que también tenía su colección de carritos de Fórmula 1, pero los puso en otra oficina… “tengo la costumbre de muñequitos, que mis hijos me dan para la oficina… pero las compañeras en el Orfis dicen que nada más hacen polvo…”

    Le digo que vi “El Terror” en su escritorio… una novela que trata de un barco inglés que pretende cruzar la antártida para llegar a América, y aparece un ser que se devora a la tripulación… es suspenso y terror, aunque su literatura favorita son las biografías, como la de Andre Agassi (Open), “cómo te metes en el cuerpo de él, donde su papá lo hace tenista… estoy leyendo la de Paul MacCartney” y otras…

     

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    Lorenzo Antonio Portilla Vásquez

    ¿Por qué contador?

    Acababa de salir de la Primaria, y fue inscrito en el Liceo Sor Juana Inés de la Cruz, que estaba en la calle de Insurgentes esquina con Aldama… “era una escuela comercial donde se estudiaba para Contador Privado y Secretarias Mecanógrafas”. La idea era que en tres años tuviera una profesión y trabajar. Le atraen las cuentas, el cargo, el abono, así como el activo, el pasivo, el capital “y dije: ¡eso es lo que quiero! De ahí me gustó mucho la contabilidad… supe que ésa era mi vocación”.

    Además de estudios de Contabilidad, recibía clases de inglés, ortografía, taquimecanografía, dibujo, cálculo mercantil, auditoría y no deja escapar la oportunidad para hacerle un reconocimiento a don Pedro y Alicia Caballero Marín, hermanos y maestros de esa academia, “muy estrictos… recuerdo que la maestra Alicia me exigía mucho… que hiciera planas de caligrafía, taquigrafía, y le decía: ‘maestra, de dónde quiere que saqué tantas palabras’, y ella me decía: ‘agarra un diccionario’. Las máquinas las cubría con un tapetito para que no viéramos el teclado, y le decía: ‘no puedo’ y me decía: ‘sí puedes’; en una hoja en blanco –platica el Contador– pedía traer un pato. ¿Sabes cómo le hacíamos? comprábamos las famosas revistas de Punto y Cruz y con las X nos guiábamos”.

    En aquel entonces, recuerda que tanta era la exigencia de sus maestros que se desesperaba… “Hoy les agradezco el inculcarme de hacer bien las cosas… fue una educación que me fortaleció aún más, además de la que me dio mi madre”. Y así, con sólo la Primaria terminada, salía de Contador Privado.

    ¿Y si no hubiera sido Contador?

    Lorenzo Antonio platica que él y un hermano tenían la intención de inscribirse en el Conservatorio… ¡querían ser músicos! ¡Quién no en una época donde Los Beatles, entre otros grupos, eran los ídolos “¡todo mundo quería ser músico! El conservatorio en aquel entonces estaba en la calle de Juárez y no requerías más que Primaria; eran nueve años de carrera y empezabas con solfeo. La disyuntiva era: la Sorjuana o el solfeo… “Y preferí la Academia”.

     

    Su primer empleo

    Al salir del Liceo Sor Juana Inés de la Cruz, Portilla Vásquez recuerda que una tía que era subdirectora de Educación Popular –ubicado en el entonces edificio de Pensiones del Estado, en pleno centro de Xalapa– “me invitó a trabajar”. Su trabajo era hacer los mandados del personal, le explicó su tía: “ir por sus hijos a la Morelos, les cambias sus cheques, y ellos te van dando una retribución económica”. Así la pasó un año como el Office Boy Toño, porque entrando a trabajar, se quitó el “Lorenzo” y era conocido por “L. Antonio”. En su plática, recuerda que iba a un costado de la Catedral, sobre Revolución, a los Antojitos Rufi, por las tostadas, molotes, gorditas… o a Jugos California… o al Bancomer a cambiar entre 15 o 20 cheques. Así estuvo un año hasta que su tío Pepe le dijo que fuera a ver a un amigo, el ingeniero José Rojano Ceballos… sabía que en Comunicaciones iban a contratar personal… al poco tiempo, era analista: “me dieron trabajo sólo teniendo la carrera comercial”. Al poco tiempo, cambian al ingeniero y llega Rafael Luzla.

    Cierta ocasión, lo llama don Rafael y sabiendo que sólo tenía la carrera comercial, le pregunta si no tenía interés en seguir estudiando. “Le respondí que sí, pero ¿a qué horas? ¡si las tardes estábamos aquí!” Trabajaba de 9 a 15 horas, y de 18 a 21 horas. Su jefe le dijo: “búscate una escuela nocturna y hacemos un compromiso: Cuando tengas vacaciones, te vienes en la tarde; cuando no tengas clases, te vienes en la tarde; te vas a ir a las seis de la tarde y tienes que estudiar”.

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    Los Beatles, siempre presentes

    ¡La licenciatura!

    En la calle de Guerrero estaba la escuela Abraham Castellanos que por la noche se llamaba Emiliano Zapata, “creo que fue la segunda escuela nocturna que hubo en su momento en Xalapa”. Se encontró con un amigo que también había estudiado en la Sor Juana Inés de la Cruz y trabajaba en un banco, quien le dijo: “Voy a inscribirme a la Zapata”, y el gusanillo por la música le seguía para responderle a su amigo: “Yo me voy a inscribir al conservatorio”, pero le pidió que lo acompañara. Cuando se estaba apuntando, le picó el orgullo cuando le dijo a Lorenzo Antonio: “te vas a arrepentir cuando yo salga” y que se inscribe con él… aunque ahora se iba a enfrentar a algo que no había tomado en cuenta: siendo un joven de 20 ó 21 años, ¡iba a hacer la secundaria! Cuál sería su sorpresa que en el primer día de clases, se encontró con gente mayor de edad como alumnos. Así, concluyó la secundaria y siguió con la Preparatoria. Se inscribió para hacer el Propedéutico ¡y salió en la lista! Para esas fechas, su jefe era Alejandro Peimbert y para hacer su carrera universitaria, le aplicó las mismas reglas: en vacaciones, ir a trabajar; si no hay clases, ir a trabajar… “va a quedar en ti si vienes o no, confío en ti”, le decía el señor Peimbert. “Terminé la facultad y en el octavo semestre, no te voy a engañar, estuve a punto de votar el arpa. Estaba ya desesperado por el trabajo, la escuela, pero gracias a Dios terminé la carrera”.

     

    ¡20 años y adiós! 

    Empezó como Office Boy; luego, jefe de área, después de oficina, Jefe de departamento y cuando llega Fortunato Guzmán Rivera, allá por 1995, lo manda traer y le dice: “Toño, estás titulado, ¿verdad? Te vas hacer cargo de la Unidad Administrativa. 

    Durante ese lapso, vio pasar al ingeniero Guillermo Rivera (“que en paz descanse”), al ingeniero Juan Fernando Perdomo “quien me dio la oportunidad de quedarme… estuve con él año y medio y en el 99, con el cambio en diciembre, llega Alfonso Gutiérrez de Velasco… hubo situaciones de otras personas y me pidieron la renuncia…”; casi dos meses antes, en octubre, el día del Caminero, apenas había recibido su constancia de 20 años de servicio en Comunicaciones.

    Fue Subsecretario de Egresos en la Secretaría de Finanzas y Planeación y Secretario de Fiscalización en el Congreso del Estado “cuando era presidente de la mesa directiva Atanasio García Durán, padre del actual gobernador Cuitláhuac García Jiménez”. Sus 20 años en Comunicaciones le permitió conocer lo que es el servicio público así como los buenos y malos tratos de los titulares, “hubo hasta uno que me hizo llorar y enfrente de todo el personal, pero me sirvió como experiencia, ¡qué bueno que lo hizo! pues nunca haría yo algo así”.

     

    El informático Orfis 

    A la pregunta de cuál es el mayor éxito interno en el Orfis, no duda en responder que es el desarrollo de programas informáticos, hoy sistemas informáticos que son de vanguardia a nivel nacional, como es el Sigmaver (Sistema de Información y Gestión Municipal Armonizado de Veracruz), “porque permite que la gran mayoría, si no 204 municipios del estado, ya todos ellos tienen armonizada su contabilidad de acuerdo a la Ley General de Contabilidad Gubernamental, pero no nos quedamos en eso, nuestros amigos titulares de organismos autónomos, como el IVAI, Derechos Humanos, OPLE, Tejav, también querían armonizar su contabilidad e hicimos entonces una versión ‘Autónomos’ y con el secretario de Finanzas, José Luis Lima Franco, empezamos con las entidades e hicimos una versión para ‘Entidades’ y ahora lo están desarrollando. Pretendemos que con este sistema, el 96 por ciento de los entes fiscalizables que audita su contabilidad a fin de año el Orfis, esté debidamente armonizada”.

    El Sefisver (Sistema de Evaluación y Fiscalización de Veracruz) permite mantener contacto con todos los controles internos… Platica Portilla Vásquez que cuando llegan, todos los municipios entregaban su información financiera, presupuestal y contable de obras en papel… “¡eran cajas y cajas… era tremendo…!” La Ley en ese entonces obligaba al Orfis hacer un sistema. Lo hicimos, se llama el Sistema de Información Municipal de Veracruz (Simver) “y ahora, todos entregan su información vía internet; ellos la procesan en ese sistema; nos llega a un banco de datos; y te puedo asegurar que en el 2018, el 99.9 de todos los municipios cumplieron con la entrega de su información en tiempo y forma, información armonizada por el Simver…”

    Los ciudadanos también

    El Contador agrega que cuando vieron que si el Simver tiene toda la información de los municipios, se pensó en hacer un sistema ciudadano, que es el Comver (Sistema de Consulta de Obras y Acciones Municipales) y en él están todas las obras que hacen todos los municipios desde el 2015 al 2019 que están a disposición de los ciudadanos con datos básicos como su inicio, término, monto, si son por adjudicación directa, los contratistas, fianzas, los beneficiarios, si es fondo federal, y hay un dispositivo donde poner una queja o una denuncia, “la atendemos, y hemos visto que algunos municipios han puesto obras que están como concluidas y no es así, las verificamos y actuamos en consecuencia”.

    Si expresa entusiasmo con los anteriores programas, con el Orfis Móvil se emociona. Muestra su celular y enseña la App: “lo abres y te da unas opciones, registrar quejas” y paso a paso explica su uso…

    El éxito en el desarrollo de sistemas informáticos en el Orfis se refleja y percibe en todos los entes fiscalizables, pues se ahorran viáticos, papel, que tengan que venir, que tengan que viajar… 

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    Explicando cómo funciona la App de Orfis Móvil

    Prevención para evitar corrupción

    –Al Orfis le toca vivir la alternancia en su máxima expresión: del PRI, al PAN; del PAN a Morena, y al menos en los dos últimos gobiernos pareciera que la opacidad, la corrupción, no tiene colores ni partidos… ¿vivimos una especie de cultura de la rendición de cuentas en pañales?

    –Por los años que tengo en el servicio público, hay muchos servidores que trabajan día a día por hacer su trabajo de manera honesta y transparente… obvio, también hay aquéllos que se van por el lado equivocado y lo comenté hace unos días… se ha sofisticado el proceso de hacer cosas indebidas… Eso nos obliga a prepararnos, capacitarnos, actualizarnos, y hay normas, reglamentos, códigos, muchos los cumplen para evitar que haya mal uso de los recursos públicos, y haya una verdadera transparencia y rendición de cuentas y la obligación del Orfis es capacitarlos, porque en su plan maestro 2012-2019, el primer eje que tenemos es la prevención…

    Agrega Lorenzo Antonio Portilla Vásquez que hay capacitación de un lado como del otro; “intercambiamos experiencias, tratamos de que los recursos públicos se apliquen para los fines que fueron destinados y buscamos orientarlos; y si vemos que alguien hace algo indebido, los denunciamos… denunciamos hechos; ya el Ministerio Público determina lo conducente”.

    Portilla Vásquez está seguro que hay servidores públicos que están tratando porque la percepción de impunidad se quite de los ciudadanos y confíen en las instituciones públicas, “porque nos debemos para ellos, porque somos servidores públicos y trabajando todos en su ámbito de competencia, y respetando nuestro atribuciones y dando resultados, seguro estoy que esto va a cambiar, y vamos con la política del gobierno federal y estatal, de que cero corrupción en el ejercicio de los recursos públicos…” 

     

    Pequeños, más ordenados

    –¿En dónde cuesta más que les caiga el 20: en los municipios, en el Gobierno estatal, en órganos autónomos…?

    Los que manejan el mayor número de recursos es donde puede haber el mayor número de irregularidades, que se solventan o no; pero hablamos de dependencias que por el presupuesto que manejan, como la SEV, Seguridad Pública, Sesver, Sedarpa y municipios, se dan ciertas inconsistencias, por eso buscamos que los órganos internos de control, que están en tiempo real, hagan labores preventivas como señala el Sistema Nacional de Fiscalización, fortalezcan los controles internos, para que se eviten actos fuera de la Ley, para que cuando lleguemos los órganos fiscalizadores, encontremos el menor número de inconsistencias…

    Y si bien, son los municipios donde hay mayor problema, “hemos hecho estadísticas y análisis y los municipios pequeños son más ordenados que los grandes…”

     

    –Algunos regidores están en desacuerdo con la cuenta pública a veces aprobada por la democracia edilicia, el Cabildo…

    –Pasa por el Congreso para que nos la remitan… acá la revisamos… no hay colores, vemos números, programas, presupuestos y actuamos en consecuencia… el Orfis no está politizado; obvio, somos un órgano técnico del Congreso, nuestro trabajo es técnico, apegado a la legalidad, que entra al ámbito político cuando ya entregamos el informe de resultados a la Comisión de Vigilancia del Congreso del Estado; ellos lo analizan, y obviamente, han respaldado, hasta ahorita, el trabajo que hemos hecho…

     

    La Reelección

    Para concluir, le comento esa posibilidad de reelegirse en septiembre, pero es un tema que deja a las diputadas y diputados… “estamos trabajando para dar resultados… me considero un servidor público de carrera, con más de 40 años de servicio… amo mi trabajo, quiero al servicio público… me preparé con maestros y jefes que me exigieron mucho algunos, otros me presionaron, pero me dieron la oportunidad de conocer el servicio público… me rodee de un excelente equipo de trabajo… tenemos la cuenta pública 2017 en su fase de investigación; estamos auditando la Cuenta Pública 2018… estamos haciendo auditorías coordinadas con la Auditoría Siuperior de la Federación, auditorías coordinadas con los municipios, llevamos 84… auditorías de legalidad, de desempeño, los exhortos de gobierno, de las cámaras de vigilancia, el Instituto Municipal de las Mujeres, el Basurero, auditorías que estamos haciendo a la SIOP, Sesver y Fiscalía General del Estado, hacemos jornadas de participación ciudadana, a su vez, vamos a los tecnológicos para decirles qué hace el Orfis… somos el primer Orfis del país que entró en los ejercicios locales de Gobierno Abierto… hicimos portales de transparencia para los municipios; estamos adecuando nuestra normatividad, dando cursos de capacitación, municipios y entes estatales en armonización contable, disciplina financiera, obra pública, fondos federales, estamos incursionando en el desarrollo al interior de informáticos…

    –Todo lo que se hizo en estos 7 años ¿se puede duplicar?

    –Se puede duplicar y mejorar…

    Ahora, a la pregunta de si le gustaría reelegirse, responde que sí; “la ley permite la reelección, viendo esto, yo estoy trabajando hasta el 26 de septiembre, pero obviamente, te sientes con mayor experiencia, conoces afuera cómo debes mejorar lo que estás haciendo; conozco poderes públicos, en su análisis; al Ejecutivo, con sus dependencias, entidades, fideicomisos; los 212 municipios, las entidades paramunicipales, es decir, constantemente estamos buscando siempre cómo mejorar…

     

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